Pasteles 'Romanos': Mitos y Dulces Verdades

El universo de la pastelería es un cofre lleno de tesoros, donde cada receta guarda una historia, un secreto o una leyenda. A veces, los nombres de los postres nos transportan a lugares y épocas lejanas, evocando imperios y tradiciones milenarias. Sin embargo, no siempre el nombre hace a la cosa. Hoy nos adentramos en un viaje fascinante para desentrañar los misterios de dos dulces con supuestas conexiones romanas: la Tortilla Romana y el Roscón de Reyes. Uno resulta ser un delicioso malentendido moderno, mientras que el otro es un auténtico vestigio de las celebraciones paganas del antiguo Imperio Romano. Prepárate para una dosis de historia servida con azúcar y crema.

La Tortilla Romana: Un Nombre Engañoso con Sabor a Galicia

Al escuchar "Tortilla Romana", la mente vuela de inmediato a los banquetes del Coliseo o a las cocinas de la antigua Roma. Nada más lejos de la realidad. Este postre, cuyo nombre es deliciosamente engañoso, no tiene sus raíces en la península itálica, sino en el corazón de las Rías Baixas gallegas, concretamente en la localidad coruñesa de Muros. Su origen es mucho más reciente y entrañable de lo que su nombre sugiere, remontándose a la década de 1940. La leyenda local cuenta una historia de amistad y gratitud. Un capitán de navío italiano, cuyo barco estaba siendo reparado en el puerto de Muros, pasó varias semanas en el pueblo. Durante su estancia, frecuentó una fonda local donde quedó prendado de la cocina de una mujer llamada Petra. En agradecimiento por su hospitalidad y sus deliciosos platos, el capitán le regaló una receta de su tierra natal. Petra, con su maestría culinaria, adaptó la receta a los gustos y productos locales, sustituyendo el relleno original de mermelada por una suave y sedosa crema pastelera. Así nació la Tortilla Romana, un postre que es hoy un emblema de Muros y que, poco a poco, ha ido conquistando las cartas de restaurantes y pastelerías de toda Galicia.

¿En qué consiste exactamente este postre?

La Tortilla Romana es una creación sublime en su sencillez. Se trata de una especie de tortilla suflé, elaborada con huevos montados que le confieren una textura increíblemente aireada y esponjosa. Se cocina al horno hasta que cuaja, pero sin perder su jugosidad. Luego, se rellena generosamente con crema pastelera y, para darle el toque final, se espolvorea con azúcar que se carameliza con un soplete, creando una capa crujiente y dorada que contrasta con la suavidad del interior. Todo el conjunto se empapa sutilmente con un almíbar a base de brandy, que le aporta un aroma y una profundidad de sabor inigualables.

Receta Paso a Paso: Prepara la Tortilla Romana en Casa

Anímate a traer esta joya de la repostería gallega a tu mesa. Es más sencilla de lo que parece y el resultado es espectacular. Para 4 personas, necesitarás:

Ingredientes:

• Para el almíbar: 50 g de azúcar, 50 g de agua, 100 ml de brandy de Jerez (o cava, ron u otro licor de tu agrado).
• Para la tortilla: 4 huevos tamaño XL, 1 cucharada de mantequilla para engrasar.
• Para el relleno y acabado: 150 g de crema pastelera (casera o comprada), 1 cucharada de azúcar para quemar.

Elaboración:

1. Prepara el almíbar: En un cazo pequeño, pon el agua y los 50 g de azúcar. Llévalo a ebullición y remueve hasta que el azúcar se disuelva por completo. Retira del fuego, añade el brandy con cuidado y dale un último hervor rápido. Reserva este almíbar para más tarde.
2. Monta los huevos: Separa las claras de las yemas. En un bol grande y limpio, monta las claras a punto de nieve firme. Sabrás que están listas cuando puedas voltear el bol y no se caigan. En otro recipiente, bate ligeramente las yemas. Incorpóralas a las claras montadas con movimientos suaves y envolventes, de abajo hacia arriba, para evitar que la mezcla pierda aire. El objetivo es obtener una masa densa, oreada y homogénea.
3. Prepara las sartenes: Necesitarás dos sartenes de unos 20-22 cm de diámetro que sean aptas para horno. Engrasa generosamente la base de ambas con mantequilla. Vierte el almíbar que preparaste, repartiéndolo equitativamente entre las dos sartenes hasta cubrir el fondo.
4. Cocina en el horno: Precalienta el horno a 180°C con calor arriba y abajo. Vierte la mezcla de huevo sobre el almíbar en las sartenes, distribuyéndola por igual. Hornea durante aproximadamente 8-10 minutos. La tortilla debe quedar cuajada y ligeramente dorada, pero aún tierna al tacto. No la cocines en exceso o quedará seca.
5. Rellena y finaliza: Saca las sartenes del horno y deja que las tortillas se enfríen un par de minutos. Con cuidado, extiende la crema pastelera sobre la mitad de cada tortilla. Dobla la otra mitad por encima, como si cerraras una tortilla francesa. Pásalas a los platos de servir, espolvorea la cucharada de azúcar por encima y, si tienes un soplete de cocina, quema el azúcar hasta obtener un caramelo crujiente. Si no tienes soplete, puedes usar el grill del horno durante un minuto, vigilando muy de cerca para que no se queme. ¡Sírvela tibia y disfruta!

Del Roscón de Reyes a las Saturnales: Un Viaje al Pasado Romano

Si la Tortilla Romana nos engaña con su nombre, el Roscón de Reyes hace todo lo contrario. Este dulce, protagonista indiscutible del Día de Reyes en España y otros países, esconde en su masa una historia que sí nos lleva directamente a la Antigua Roma. Su origen no es cristiano, sino pagano, y se remonta a las fiestas de las Saturnales. Las Saturnales eran unas festividades celebradas en diciembre en honor al dios Saturno. Marcaban el fin de los trabajos agrícolas y la llegada de un nuevo período de luz tras el solsticio de invierno. Durante estos días, el orden social se relajaba e incluso se invertía. Los esclavos recibían un trato especial y se celebraban grandes banquetes públicos. Como parte de esta celebración, se elaboraban unas tortas redondas a base de miel, dátiles e higos. En el interior de estas tortas se escondía un haba seca. El esclavo o la persona de clase baja que la encontraba era nombrado "príncipe" o "rey de reyes" por un día, recibiendo toda clase de honores y atenciones. Era una válvula de escape social, un juego que por unas horas rompía las rígidas barreras de la sociedad romana.

La Evolución de una Tradición Milenaria

Con la llegada del cristianismo, muchas fiestas paganas fueron prohibidas. Sin embargo, la tradición de la torta con la sorpresa perduró, adaptándose a los nuevos tiempos. En Francia, durante la Edad Media, la costumbre resurgió asociada a la Epifanía. Se celebraba la fiesta de "Le Roi de la Fave" (El Rey del Haba), en la que el niño que encontraba el haba en el bollo era coronado rey por un día. Fue en el siglo XVIII cuando el rey Luis XV de Francia le dio un giro aristocrático. Encargó a su cocinero un roscón especial y decidió sustituir el haba por una moneda de oro en su interior. Esta costumbre se extendió rápidamente por la corte francesa y europea. Su tío, Felipe V, fue quien introdujo la moda en España. Aquí, la costumbre se fusionó con una tradición ya existente, la "Rosca de Navidad", un bollo anisado que se llevaba a bendecir. El cambio más significativo llegó en el siglo XIX. La moneda o el premio se sustituyó por una figurita de cerámica, y el haba, que antiguamente era el símbolo de la realeza y la fortuna, adquirió un significado negativo: quien la encontrara debía pagar el roscón del año siguiente. Así, el haba pasó de ser el premio a ser el castigo, una curiosa inversión de su significado original.

Preguntas Frecuentes (FAQ)

¿La Tortilla Romana lleva patatas?

No, en absoluto. A pesar de su nombre, no tiene nada que ver con una tortilla de patatas. Es un postre dulce cuya base son los huevos montados, lo que le da una textura similar a la de un bizcocho muy ligero o un suflé.

¿Puedo usar otro licor en el almíbar de la Tortilla Romana?

¡Por supuesto! La receta es muy versátil. Aunque el brandy de Jerez es el clásico, puedes experimentar con ron añejo, Cointreau, un vino dulce como el moscatel o incluso cava para darle un toque más festivo y ligero.

¿Por qué el haba en el Roscón de Reyes ahora significa 'pagar'?

Este cambio ocurrió en el siglo XIX. Con la introducción de una figurita de cerámica como el premio principal (la sorpresa), el haba perdió su estatus de premio. Se le dio un nuevo papel, convirtiéndose en un símbolo lúdico de "mala suerte" que condena al que la encuentra a pagar el roscón, asegurando así la continuación de la tradición al año siguiente.

¿El Roscón de Reyes siempre ha sido redondo?

Sí, la forma circular u ovalada es una de sus características más antiguas y constantes. En sus orígenes paganos, se cree que representaba el ciclo de las estaciones y el sol. Más tarde, la tradición cristiana la asoció con la corona de un rey, adornada con las "joyas" de fruta escarchada, en alusión a los Reyes Magos.

Como hemos visto, cada bocado de un postre puede contarnos una historia. La Tortilla Romana nos habla de amistad y de la creatividad de la cocina gallega, mientras que el Roscón de Reyes nos conecta con rituales de hace más de dos mil años. La próxima vez que disfrutes de uno de estos dulces, recuerda el fascinante viaje que han recorrido para llegar hasta tu plato. La pastelería no es solo sabor, es también cultura, leyenda y un delicioso viaje en el tiempo.

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